Plan de pagos

Tenía una manía enfermiza por financiarlo todo. Amaba las cuotas y odiaba, como a un padre que sale a comprar cigarrillos y nunca más regresa, el pago de contado. El cura no lo sabía. Cuando se abrió la puerta del confesionario un puño cerrado dijo: no voy a rezar todos esos padres nuestros de una sola vez.