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miércoles

Marxismo

Está en su trabajo, llegó más temprano de lo habitual, ni siquiera su jefe estaba en su escritorio.
Hizo el ejercicio de que la empresa fuera suya. Se sonó la nariz de forma estridente, se rascó el culo con el escritorio, se olió una axila para corroborar el efecto duradero del desodorante y finalmente tomó un café de la máquina. Luego hizo un buche mientras tragaba y pensó: Ahora entiendo porque los marxistas hablan de asqueroso capitalismo.

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